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Posicionamiento del Diputado Pedro Torres en torno a la destitución del Titular de la FEPADE

24 de octubre de 2017. En momentos en que México necesita de la mayor certeza institucional y democrática para enfrentar la elección de 2018, quizá la más importante de nuestra historia contemporánea, Enrique Peña Nieto vuelve a mandar un duro mensaje de que no tolerará más que se evidencie la corrupción y los errores del régimen y de su círculo más cercano de gobierno. Que ya cocina el fraude electoral del 2018 y para ello necesita instituciones débiles, dirigidas por funcionarios manipulables.
Las sucesivas reformas políticas que ha sufrido el país para dar transparencia y certeza a las costosas elecciones, para ciudadanizar los órganos electorales y para sancionar los desvíos cometidos por los actores políticos (partidos, candidatos, gobiernos y particulares), tal parece que aún no son suficientes para lograr la tan ansiada transición a la democracia. Peor aún, parece haber un retroceso con el actuar del régimen, que vuelve a mostrar la cola del dinosaurio.
Tal parece que el sello del gobierno de Peña Nieto es aplastar a sus adversarios y opositores. Lo constatamos en la destitución fulminante del titular de la Fepade, el doctor Santiago Nieto Castillo, quien se atrevió a iniciar investigación al ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin, señalado por la autoridad judicial brasileña de haber recibido sobornos en el 2012 por la cantidad de 10 millones de dólares de la empresa Odebrecht, cuando Lozoya era encargado del área internacional en el equipo de campaña del entonces candidato Peña Nieto. Todo ello, bajo fuertes sospechas de financiamiento ilegal a la campaña del hoy Mandatario.
Es por todos conocido que la Fepade no solo investigaba el caso Odebrecht sino otros episodios sensibles, como el de César Duarte en nuestro Estado que retenía parte del salario de los trabajadores del Gobierno del Estado para ser entregado a su partido político, o la relación de OHL con posibles delitos electorales. Ya en noviembre de 2015 se abrió una averiguación previa en contra del doctor Santiago Nieto luego de que este solicitara una orden de aprehensión en contra del subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de Segob -Arturo Escobar- por delitos electorales.
La destitución de Santiago Nieto Castillo es un atentado a la democracia, un golpe contra las elecciones del 2018. Es obvio que la destitución de Santiago Nieto Castillo es una afrenta contra todos los mexicanos.
Seamos serios, Señores, esta destitución es improcedente e inaceptable. México no tiene procurador. Elías Beltrán no puede, no debe, atribuirse la capacidad de destituir a nadie porque es un simple “interino” sin ninguna facultad para cometer semejante golpe a la democracia.
La destitución de Santiago Nieto es un clavo más en el ataúd del PRI que se niega a terminar con el nombramiento del Fiscal Anticorrupción y a concluir la reforma constitucional para lograr una Fiscalía General verdaderamente autónoma e independiente.
Peña Nieto está cometiendo un golpe a la legalidad, una maniobra sucia que pretende conservar el status quo del PRI para acudir a la cita con las urnas el próximo año. Pero eso es imposible. El PRI es un cadáver. No hay frente que lo salve de la derrota, de la caída al vacío en las próximas elecciones. No hay fuerza capaz que logre remontar los bajos índices de aceptación hacia la deteriorada imagen del actual Presidente.
Tal vez por eso, maquinan el próximo fraude electoral con una FEPADE a modo.
La remoción se suma a una lista de acciones que han venido vulnerando a las instituciones de procuración e impartición de justicia y cuyo funcionamiento queda comprometido de cara a las elecciones de 2018.
Expresamos nuestra preocupación ante la vulneración de las capacidades institucionales y principios democráticos, exigimos una explicación clara sobre los motivos del despido del doctor Santiago Nieto y también exigimos que el Senado se pronuncie sobre el caso y, en su caso, utilice su facultad de objetar la remoción en los próximos 10 días.
Hoy más que nunca se hace necesario cerrar filas en la defensa del voto. Ojalá esta vez, ni las instituciones electorales a modo logren burlar la voluntad popular.