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Pide diputada Gámez implementar acciones para garantizar la igualdad sustantiva y prevenir la violencia contra las mujeres

09 de marzo de 2021. La diputada del PAN, Blanca Gámez Gutiérrez, presentó iniciativa con carácter de acuerdo, a efecto de exhortar a la Secretaría de Educación y Deporte para que, en coordinación con el Instituto Chihuahuense de las Mujeres, diseñe e implemente acciones enfocadas a incentivar la coeducación en el sistema educativo estatal y municipal, como mecanismo para garantizar la igualdad sustantiva y prevenir la violencia contra las mujeres.

A continuación el contenido íntegro del documento presentado por la Legisladora:

H. CONGRESO DEL ESTADO DE CHIHUAHUA
P R E S E N T E. -

La suscrita, Blanca Gámez Gutiérrez, Diputada de la Sexagésima Sexta Legislatura del Estado de Chihuahua, con fundamento en lo previsto por los artículos 169 y 174, fracción I, ambos de la Ley Orgánica del Poder Legislativo, comparezco ante esta Honorable Asamblea para presentar un Punto de Acuerdo a fin de que la Secretaría de Educación y Deporte, en coordinación con el Instituto Chihuahuense de las Mujeres, diseñe e implemente acciones enfocadas a incentivar la coeducación en el sistema educativo estatal y municipal como mecanismo para garantizar la igualdad sustantiva y prevenir la violencia contra las mujeres. Esto bajo los siguientes argumentos:
Anualmente, cada 8 de marzo, conmemoramos el Día Internacional de las Mujeres con el objetivo de reflexionar de manera individual y colectiva sobre los avances en materia de derechos humanos de las mujeres pero, sobre todo, los pendientes que persisten para alcanzar la igualdad sustantiva a nivel internacional, nacional y local.
En esta ocasión, tal conmemoración se presenta como un hecho extraordinario ante las condiciones emanadas de la emergencia sanitaria por la COVID-19, pero baste recordar el 8 de marzo de 2020 donde miles de mujeres en diversos rincones de México y del mundo ocuparon las calles y las plazas públicas con diversas demandas, pero una misma exigencia: ni una menos.
En aquel día, el espacio público se pintó de morado y unió a las mujeres en su diversidad. Madres, hermanas, hijas, amigas se reconocieron fuertemente como aliadas, como pares sororarias frente a un objetivo común: desterrar las desigualdades emanadas de este sistema donde los roles de dominación – subordinación siguen vigentes.
Como se mencionó, esta emergencia sanitaria ha generado cambios sustanciales en nuestra cotidianeidad, en consecuencia, ha impactado negativamente en varias dimensiones de índole social, político, cultural, educativo, entre otras. Sobre todo, ha tenido efectos adversos para las mujeres y las niñas. En este sentido, la exigencia de las mujeres sigue más vigente que nunca e incluso, las voces por la no violencia de género se han hecho más enérgicas ante el creciente número de casos, por ejemplo, de violencia en los hogares, derivado del confinamiento que ha producido que muchas mujeres, hijas e hijos convivan mayor tiempo con sus agresores.
No obstante, el aumento de violencia contra las mujeres y las niñas no es el único efecto negativo de esta pandemia. También están los relacionados con la precarización del trabajo, que afecta desproporcionalmente a las mujeres en comparación con los hombres o, el incremento de embarazos no deseados.
Ante ello, vale la pena retomar algunos datos a fin de contextualizar el fenómeno descrito anteriormente y, en consecuencia, conocer la panorama actual en nuestro estado . Un indicador es el registro de número de llamadas de emergencia al 911. Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante enero del presente año, se realizaron 19,057 solicitudes de ayuda por violencia contra alguna mujer, de estas 3,739 llamadas (19.62%) corresponde a nuestro estado y le han posicionado en primer lugar nacional. Seguido del Estado de México con 2,891 y la Ciudad de México con 2,878 .
Si bien estas cifras no implica el número de denuncias, estas llamadas de auxilio brindan una idea de la situación que están viviendo las mujeres. Otro alarmante dato es que a nivel nacional se registraron 563 llamadas relacionadas con hostigamiento sexual, de las cuales 76 (13.5%) corresponden a Chihuahua, colocándose así como la entidad con mayor cantidad de este tipo de llamadas. Respecto a aquellas derivadas de posible abuso sexual, Chihuahua tuvo –en el mismo mes– 36 de las 357 registradas a nivel nacional. Lo que posiciona a la entidad como la tercera con mayor número de llamadas por este delito .
Esto ocurre aun cuando el marco normativo mexicano y en consecuencia, nuestra legislación local, establece una serie de medidas de actuación por parte de las instituciones encaminadas a la atención, prevención y sanción de la violencia y discriminación de género, fenómenos derivados de la desigualdad vigente entre las mujeres y los hombres.
Tal es el caso de la Ley Estatal del Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que tiene, como uno de sus objetivos el establecer medidas para concientizar y sensibilizar a la comunidad con el propósito de prevenir y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres (Art. 1). Vislumbrando el alcance de estas medidas, se debe también considerar lo estipulado en el artículo 144 de la Constitución local respecto a que la educación pública que se imparta en el estado:
Coadyuvará en la Seguridad Escolar y contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona, y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres [y mujeres], evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos (subrayado propio).
Aunado a los preceptos estipulados en la Ley Estatal de Educación, destacando lo dispuesto en el artículo octavo respecto a la educación impartida en el estado tendrá como uno de sus fines:
Promover y fomentar el desarrollo de la cultura por la paz y la no violencia, basándose en la convivencia respetuosa y el fomento de la educación libre de cualquier forma de maltrato físico o psicológico entre estudiantes, así como el respeto a las demás personas, la igualdad entre hombres y mujeres y a los principios de equidad y no discriminación, de conformidad a lo establecido en la Ley Estatal del Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Ley para Prevenir y Eliminar la discriminación en el Estado de Chihuahua y demás disposiciones relacionadas (subrayado propio).
En este sentido, es importante señalar que:
La educación es también un proceso informal, de adquisición de experiencias, saberes y habilidades; un proceso relacional que no está exento del género, y por ello, en función del “cómo” se eduque, este proceso puede ser más anuente, o indiferente, con principios sociales como el de igualdad; el género influye en nuestro comportamiento como mujeres y como hombres, en una sociedad concreta en un tiempo concreto y va configurado nuestro modo de “ser social” e “individual” .
Es decir, mediante la educación y, sobre todo, por la forma en que esta se imparta, se puede contribuir a cambiar sustancialmente aquellos sentires e ideas basadas en la lógica de desigualdad (dominación–opresión) que, al persistir, generan relaciones asimétricas entre las mujeres y los hombres.
En muchas ocasiones, estas relaciones desiguales encuentran cabida en las aulas de clases y en los espacios educativos donde además del alumnado, diversos grupos conviven: personal académico, administrativo e, incluso, las familias de las y los estudiantes.
Es por lo anterior que toma relevancia conceptos como la “coeducación” entendiéndose aquella como: “…un método de intervención educativo que parte del principio de la igualdad entre sexos y la no discriminación por razón de sexo. Coeducar es educar a niños y niñas de la misma manera, y no hacerlo de modo diferente según su sexo.”
“Coeducar significa por tanto, educar desde la igualdad de valores de las personas”.
Por tanto, transitar hacia un esquema de coeducación contribuirá al desarrollo de las personas, con especial atención en las niñas , y permitirá revertir estas formas de organización social tanto en la escuela como en las familias ya que lo que ocurre en la casa y en el recinto escolar permea en la formación de las personas y en la construcción de su entorno. Así, debemos entender la coeducación como “un instrumento clave para la sociedad, para reducir la desigualdad de género, y lo es, porque tenemos un compromiso y una responsabilidad social: construir un futuro donde las diferencias de género no sean un obstáculo ni para el desarrollo ni para caminar hacia la Igualdad” .
Retomando la propuesta de Beatriz Casco, analista de género y formadora, esta apuesta puede concretarse si las instituciones educativas realizan su labor revisando, al menos, tres niveles:
Transformaciones en el sistema educativo

Nivel
Estructural

Acciones
Las leyes de igualdad son un apoyo, pero no cambian las relaciones entre los sexos, para poder hacerlo se deben preparar “oportunidades de cambio”. Por ejemplo, proponiendo un plan o programa de igualdad escolar que permita ir incorporando y rutinizando acciones tendentes a la igualdad.

Gestión del propio centro
Con el desarrollo de una cultura organizativa sensible al género, que permita conciliar la vida personal y laboral (revisión de horarios, permisos, turnos, sustituciones, apoyo docente al alumnado...) que dote de herramientas pedagógicas para ejemplificar la igualdad, por ejemplo con el uso de lenguaje no discriminatorio, o plantearse la utilización de tecnologías de la información como medio inductor para la igualdad, trabajar conjuntamente con los padres y madres; a través de seminarios de sensibilización y ampliación de sus conocimientos y resolución de dudas referidas a preguntas relacionadas la educación en igualdad.

Personal
Adquirir una competencia en materia de género, que incluye preguntar, asesorarse entre colegas, adoptando incluso recursos del tipo “gender coaching” (entrenamiento de género) que faciliten incorporar la praxis de igualdad en el aula y en cada asignatura. Por eso se dice que educar es un proceso que requiere una adaptación y revisión de sus metas, en este caso, implica educar con igualdad, hacia la normalización de este principio en el currículo.
Fuente: Elaboración propia con información de Casco (2015).

Por esta razón, se estima pertinente que la Autoridad Educativa Estatal, a través de la Secretaría de Educación y Deporte, de la mano del Instituto Chihuahuense de las Mujeres promuevan las acciones conducentes a fin de incorporar transversalmente los principios de igualdad de género y no violencia en los planes educativos, así como la formación y actualización del plan docente y administrativo en la materia con el objetivo de avanzar en la construcción de un esquema de coeducación en el sistema educativo estatal y, en consecuencia, municipal.
Por lo anteriormente expuesto y, considerando que “la educación en las escuelas puede aportar de manera determinante al cuestionamiento de los modelos de pensamiento discriminatorios, romper con los patrones tradicionales y a superar los prejuicios o “suposiciones” de género” , me permito someter a la consideración de esta Asamblea el siguiente proyecto con carácter de:

ACUERDO

ÚNICO.- La Sexagésima Sexta Legislatura del H. Congreso del Estado de Chihuahua exhorta respetuosamente a la Secretaría de Educación y Deporte para que, en coordinación con el Instituto Chihuahuense de las Mujeres, diseñe e implemente acciones enfocadas a incentivar la coeducación en el sistema educativo estatal y municipal como mecanismo para garantizar la igualdad sustantiva y prevenir la violencia contra las mujeres.

Económico.- Aprobado que sea, túrnese a la Secretaría para que elabore la Minuta de Acuerdo correspondiente.

D a d o en Sesión remota del Pleno del H. Congreso del Estado de Chihuahua a los 9 días del mes de marzo del 2021.

ATENTAMENTE


DIP. BLANCA GÁMEZ GUTIÉRREZ