El 2 de julio se conmemora a Porfirio Díaz en el día de su fallecimiento, en 1915, durante su exilio en París, Francia, donde vivió durante casi cuatro años tras renunciar a la Presidencia de México el 25 de mayo de 1911.

De perfil polémico por los contrastes del gobierno que llevó durante 34 años al frente del país, el país aún recuerda al último presidente anterior a la Revolución Mexicana, con algunas de sus obras resurgiendo casi dos siglos después, como la extensa red ferroviaria que creó para el transporte de pasajeros y mercancías.

El 27 de junio de 1901 las relaciones diplomáticas entre Austria y México fueron nuevamente restablecidas, iniciando así una nueva etapa de amistad entre ambas naciones, quienes desecharon los malestares del pasado para trabajar por el progreso e interés común.
Las relaciones diplomáticas entre México y Austria tienen su origen en 1842 con la firma de un Tratado de Amistad, Navegación y Comercio. Sin embargo, durante la Segunda Intervención Francesa se entronizó al emperador Maximiliano de Habsburgo, quien tras un juicio militar en México fue sentenciado a muerte en 1867, ocasionando la discrepancia entre el Gobierno de México y la Corona del antiguo Imperio Austrohúngaro.

Pasarían cerca de 34 años para que ambos Estados volvieran nuevamente a encontrarse, esto fue durante la Exposición Universal de París de 1900, en donde el plenipotenciario mexicano Sebastián Bernardo de Mier estrecho la mano del comisionado austriaco Dr. Esner, para informarle que era “muy bienvenido” a pasar al pabellón expositivo de México.