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Abril 1 de 1911
Porfirio Díaz inaugura el periodo de sesiones legislativas del Congreso de la Unión y presenta su informe de gobierno, acto con el que comete errores políticos que alientan la insurrección iniciada el 20 de noviembre pasado.

En su mensaje a la Nación, anuncia medidas que manifiestan la debilidad de su gobierno.

Díaz pretendía quitar a los antirreeleccionistas sus banderas y declaró ante el Congreso que enviaría iniciativas para restablecer constitucionalmente el principio de No Reelección, tanto del presidente como del vicepresidente; de modificar la Ley Electoral para hacer más efectivo el sufragio; la creación por primera vez de un sistema de partidos; fraccionar las tierras que no son cultivadas de las grandes haciendas y venderlas a precios accesibles; reformar la Ley Orgánica de Poder Judicial Federal para que fuera autónomo respecto al poder ejecutivo; una ley de responsabilidades de funcionarios judiciales; y el proyecto de una ley de amnistía por delitos de rebelión y sedición (ésta fue presentada el 18 de mayo de 1911, y ya pertenecía a los compromisos de las negociaciones de Ciudad Juárez).

Marzo 31 de 1823
El Congreso actuaba de modo errático y desconcertante, “Era como semillero de los más grandes absurdos y de las contradicciones más extrañas”; en esta situación y sin preocuparse de tratar de manera preferente el asunto de la abdicación del Agustín de Iturbide, el Congreso forma un gobierno provisional con Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete, como integrantes del Supremo Poder Ejecutivo con el propósito de constituir la república y dejar atrás la monarquía.

Dado que Victoria y Bravo están ausentes, Negrete asume el poder ejecutivo; quedan como suplentes Mariano Michelena y José Miguel Domínguez. José Ignacio García Illueca es nombrado ministro único para el despacho de todas las secretarías de Estado. Se lanzará una convocatoria para la conformación de un nuevo Congreso Constituyente y la designación del poder ejecutivo de la Nación.